Proverbios 11:30
- Ruby Jim
- 10 ene 2017
- 2 Min. de lectura

«El fruto del justo es árbol de vida; Y el que gana almas es sabio.» Proverbios 11:30 RV1960 Tú puedes saber muchas cosas, pero si no sabes ganar a tu amigo para el Señor, no eres sabio. Me refiero a la verdadera sabiduría. Las demás cosas de esta vida son pasajeras, pero el destino del alma es eterno y tú puedes cambiar muchos destinos si te lo propones. Un alma vale más que cualquier automóvil nuevo; más que cualquier casa; más que una asistencia perfecta en la iglesia; más que ser el mejor maestro bíblico del mundo; y más que todo el mundo. Como dice en: «Porque ¿qué aprovechará al hombre, si ganare todo el mundo, y perdiere su alma? ¿O qué recompensa dará el hombre por su alma?» S. Mateo 16:26 RV1960 Cristo habló constantemente a sus discípulos de la necesidad de hablar a las almas y también nos lo dice a nosotras constantemente. De id y predicad el evangelio, no podemos ir a otra parte del mundo sino empezamos por dónde estamos, a tu vecina, a tu amiga, a un familiar, somos sabias cuando estamos dispuestas y llenas de pasión por las almas perdidas, por llevarlas a los pies de Cristo, por compartirles ese regalo lleno de Gracia y amor, el cual así lo recibimos tú y yo algún día. La cristiana verdadera siente una pasión por los perdidos. ¿Cómo es posible que tú quieras algo para tí sin quererlo también para otros? ¿No sería mejor compartir con los demás la bondad de Dios, su misericordia y su amor redentor? ¿Qué tan sabía eres tú? Llegamos a un punto en el que estamos cómodas y abandonamos el tiempo para ir a compartir la palabra de Dios, y más como jóvenes, no dejemos que otras cosas nos mantengan ocupadas, sino que el ganar almas sea una de nuestras prioridades, sea una pasión en nuestras vidas. Uno de los gozos más grandes que podemos tener como cristianos es el de llevar a alguien a Cristo. ¡Piénsalo! Tú y yo podemos ser los instrumentos de Dios en esta generación incrédula para la salvación de otros. No debemos pasar por esta generación sin que muchos sean salvos. Que la generación que viene nos recuerde no por lo no hicimos, sino que digan: Hoy soy salvo gracias a Dios y al hermano tal o a la hermana tal que me predicó la Palabra de Dios y me presentó a Cristo como mi Único Salvador. Y que al final de tu vida antes de dar el último respiro puedas decir, "UNO MÁS PARA CRISTO"
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